Soy de los que creen que la presidenta tiene que entregar la banda al próximo presidente, el 10 de diciembre de 2011, tal como lo establece la Constitución Nacional.
Hace poco más de 6 años la ciudadanía, fogoneada por dirigentes que estaban ocultos, pero que tenían marcadas ambiciones personales, avaló y aplaudió el golpe al presidente constitucional De La Rúa.
Quizás sea necesario analizar los hechos que ocurrieron después del golpe.
Default, es decir, negarse al pago de la deuda externa. Decisión que tiene consecuencias aún hoy, ya que Argentina tiene virtualmente clausurado el acceso a los mercados internacionales de crédito (y aún tiene una deuda que será casi imposible de refinanciar).
“Qué se vayan todos”, grito de guerra de la misma ciudadanía que después los terminó votando, a los mismos. Si, maquillados.
Asesinatos de Kosteki y Santillán, que tuvieron como consecuencia, que nunca más un gobierno se haya atrevido a hacer valer el derecho a la circulación, consagrado en la constitución.
Boden, u otro título público de escaso valor para compensar a quienes habían depositado dólares.
Histórico aumento de la pobreza, de la indigencia y de la inseguridad, visibles aún después de 5 años de crecimiento económico ininterrumpido.
Y la peor de las consecuencias. Pérdida del respeto a la Constitución, la más importante de las instituciones de nuestra Nación, bastardeada casi a diario sin que nos llame la atención.
¿Era constitucional el gobierno de Duhalde? ¿Fueron constitucionales las elecciones presidenciales del 2003 (con 3 candidatos de un mismo partido)? ¿Es constitucional la reforma del Consejo de la Magistratura? ¿Y las retenciones? ¿Y los superpoderes? ¿Y la ley de emergencia económica? ¿Y los mecanismos de coparticipación de impuestos? ¿Y los decretos de necesidad y urgencia? ¿Y el desafuero a Patti?
La respuesta “no sé” es abrumadoramente protagonista en todas y cada una de las preguntas anteriores.
Parte de esta situación la generamos los ciudadanos cuando salimos en diciembre de 2001 a pedir cabezas en vez de soluciones.
Cristina puede solucionar el conflicto antes de que su figura se siga debilitando.
No tiene que preparar ningún helicóptero, ni mucho menos morir de pie en el campo de batalla. Tampoco seamos tan ingenuos de creer que la situación se soluciona simplemente retrotrayendo las retenciones al nivel del 10 de marzo.
Pero la bala de plata de CFK es el relanzamiento de su gobierno, deberá para esto tomar algunas decisiones, no del estilo K, del estilo Cristina.
• Ofrecer la cabeza de los mejores soldados de su marido. De Vido, Jaime y Moreno al menos, que deberán ser reemplazados por un nuevo gabinete más amplio de criterio y de apertura mental, ¿Solá? ¿Reutemann? ¿Lavagna?
•Comprometerse a que toda decisión relevante pase por el Congreso de la Nación
•Revisar el mecanismo de copartipación de impuestos para que los gobernadores dejen de tener la necesidad de ser adictos K.
•Despegarse (y confrontar si es necesario) del piquetero D’elía.
•Plantear una mesa de negociación con el campo, sin condicionamientos previos, y en la que participe al menos el ministro de economía.
En fin, imponer su propio estilo (más glamoroso y cordial) frente al de su marido (intolerante y confrontativo).
No debe olvidarse que cada día que pasa la pólvora de la bala de plata se va mojando un poquito.