Es como mínimo ingenuo acusar a Carlos Menem como el culpable de que la Argentina no tenga una red ferroviaria operativa. Han pasado casi 20 años desde la máxima “ramal que para, ramal que se cierra”.
Aunque es sabido, vamos a enumerar las ventajas del transporte ferroviario, tanto para las cargas como para los pasajeros. Los trenes causan un impacto ambiental mucho menor que los camiones, consumen menos energía por unidad transportada, son más seguros, no congestionan rutas, no deterioran rutas, no congestionan ingresos a las ciudades. Seguramente si más cantidad de cargas y pasajeros se transportasen por ferrocarril, disminuirían los accidentes en las carreteras.
Las estadísticas a nivel mundial señalan que el transporte de pasajeros por tren es deficitario en primera instancia, es decir, si comparamos los costos con el ingreso directo derivado de la venta de pasajes. Sin embargo, el transporte ferroviario, genera un montón de otros beneficios económicos, mayor fluidez del tránsito vehicular, menores costos de mantenimiento e inversión de la infraestructura vial, menores costos por contaminación, etc. Es decir, que si hacemos el análisis completo, también consideramos como económico, el transporte de pasajeros.
El transporte de cargas por ferrocarril es superavitario en todo el mundo.
En un país de grandes distancias, con una infraestructura vial obsoleta, con una importantísima red ferroviaria existente, en emergencia vial por la enorme cantidad de accidentes y en crisis energética podría parecer increíble que no existan los ferrocarriles, pero no, existe un responsable de esta situación, uno de los dos hombres más poderosos de la política, Hugo Antonio Moyano.
El defensor de los camioneros, que hoy cobran más que un maestro o que un médico, defiende a capa y espada a sus trabajadores. Bajo la amenaza de utilizar su poder de “parar el país” ha conseguido un enorme espacio en el espectro político actual. Es un aliado del gobierno, negocia lugares importantes en las listas del peronismo bonaerense y algunos afirman que el gobierno es más bien su rehén y no su aliado. Se dice que tiene empresas relacionadas y que son favorecidas por parte del gobierno con negocios millonarios.
A modo de ejemplo tenemos el caso del metanol, que al parecer por presiones del camionero y de algún aliado político, es transportado en camiones desde la provincia de Neuquén a Buenos Aires, porque varios intendentes del Gran Buenos Aires se opusieron a que trenes con metanol pasen por las vías de sus partidos.
Aunque es sabido, vamos a enumerar las ventajas del transporte ferroviario, tanto para las cargas como para los pasajeros. Los trenes causan un impacto ambiental mucho menor que los camiones, consumen menos energía por unidad transportada, son más seguros, no congestionan rutas, no deterioran rutas, no congestionan ingresos a las ciudades. Seguramente si más cantidad de cargas y pasajeros se transportasen por ferrocarril, disminuirían los accidentes en las carreteras.
Las estadísticas a nivel mundial señalan que el transporte de pasajeros por tren es deficitario en primera instancia, es decir, si comparamos los costos con el ingreso directo derivado de la venta de pasajes. Sin embargo, el transporte ferroviario, genera un montón de otros beneficios económicos, mayor fluidez del tránsito vehicular, menores costos de mantenimiento e inversión de la infraestructura vial, menores costos por contaminación, etc. Es decir, que si hacemos el análisis completo, también consideramos como económico, el transporte de pasajeros.
El transporte de cargas por ferrocarril es superavitario en todo el mundo.
En un país de grandes distancias, con una infraestructura vial obsoleta, con una importantísima red ferroviaria existente, en emergencia vial por la enorme cantidad de accidentes y en crisis energética podría parecer increíble que no existan los ferrocarriles, pero no, existe un responsable de esta situación, uno de los dos hombres más poderosos de la política, Hugo Antonio Moyano.
El defensor de los camioneros, que hoy cobran más que un maestro o que un médico, defiende a capa y espada a sus trabajadores. Bajo la amenaza de utilizar su poder de “parar el país” ha conseguido un enorme espacio en el espectro político actual. Es un aliado del gobierno, negocia lugares importantes en las listas del peronismo bonaerense y algunos afirman que el gobierno es más bien su rehén y no su aliado. Se dice que tiene empresas relacionadas y que son favorecidas por parte del gobierno con negocios millonarios.
A modo de ejemplo tenemos el caso del metanol, que al parecer por presiones del camionero y de algún aliado político, es transportado en camiones desde la provincia de Neuquén a Buenos Aires, porque varios intendentes del Gran Buenos Aires se opusieron a que trenes con metanol pasen por las vías de sus partidos.