Rumbo al 28 de junio

“Se puede construir una gran mentira con fragmentos de pequeñas verdades.”

La farsa de las elecciones comenzó en marzo de este año, cuándo el Poder Ejecutivo Nacional decidió el adelantamiento de las elecciones, violando claramente la ley 25983 que el congreso K había aprobado en diciembre de 2004. Bueno, en realidad no fue una violación, ya que el congreso K de 2009 la derogó, “por única vez”, con la ley 26945 sancionada en marzo. Las leyes no parecen estar para cumplirse, en realidad solo están, inertes e inútiles, salvo cuándo se quiere actuar por encima de ellas; es allí cuando se ordena derogarlas. Curioso estado de derecho que nos rige. Beneficios que la mayoría legislativa le otorga al gobierno, claro ejemplo de lo que hoy en día llamamos “gobernabilidad”.

Las explicaciones fueron variadas, pero la verdad oficial (en boca de CFK) dice que “sería suicida” esperar a octubre manteniendo “discusiones estériles” y “debates inútiles” mientras “el mundo se cae a pedazos”. Vaya consideración que la presidenta tiene por las elecciones y por las instituciones democráticas.

Las listas.
Las internas se extinguen, lejos estamos de aquellos momentos históricos, acaparadores de la atención, donde los partidos mediante el voto elegían a sus candidatos. Si bien aún existen ejemplares de elecciones internas, generalmente no son nada rescatables, tienen bajísimos porcentajes de participaciones e interminables desprolijidades, podemos citar a la elección del justicialismo rionegrino, en una interna donde solo los afiliados estaban habilitados para votar, pero el elegido, paradójicamente, no estaba afiliado al partido.

Hoy todo es más simple, se junta la mesa chica y decide como se arman las listas. Lo más curioso de todo es que ni siquiera se consulta al candidato si es su voluntad integrar alguna lista. Santiago Montoya fue despedido por negarse a ser concejal en San Isidro. Los más obedientes están a la cabeza de las listas anti-traición (mal llamadas testimoniales) donde cada intendente, ministro o legislador (y sus esposas y familia) pone la cara y el nombre para garantizar al de arriba, que no cambiarán el caballo a la mitad del río. El propio gobernador del distrito más importante, medio gabinete nacional y el cruceño ex presidente tienen sus nombres impresos en las boletas, así como figuras del espectáculo. La máxima expresión del fenómeno es haber llevado a una actriz, que en estos tiempos hace en teatro (y con mucho éxito) el personaje de Eva Duarte, en la obra Evita. Les juro que no les miento.

La excusa, el miedo.
Lo menos folclórico y más preocupante de lo que se plantea es el delicado tema de la gobernabilidad. En nombre de la gobernabilidad se han cometido excesos y hasta atrocidades en la Argentina y en el mundo. No voy entrar en detalles ni en comparaciones dramáticas, pero sí en una suma de relativamente pequeños detalles. El congreso ha permitido todo tipo de abusos y jugadas inconstitucionales del ejecutivo en los últimos años, desde aquella elección presidencial del 2003, donde el justicialismo presentó tres candidatos por miedo a perder una interna con Menem, hasta el ya citado adelantamiento de las elecciones, pasando por la vigencia de la ley de emergencia económica en momentos que el país crecía a tasas chinas, o la creación de impuestos que no pasan por el congreso y no se coparticipan, o los superpoderes al jefe de gabinete. En nombre de la gobernabilidad quizás se justifique la mentira del Indec. Hemos llegado a un punto en el que la gobernabilidad ha pasado a ser más importante que la institucionalidad, y eso nos deja una enorme puerta abierta a los excesos del poder.

Desde que Alfonsín fracasó en su intento de gobernar de acuerdo a las instituciones y a la Constitución Nacional, los que vinieron después (avalados por el pueblo) eligieron el camino de la gobernabilidad, sin importar consecuencias futuras ni deterioros a largo plazo. Lamentablemente en cierta forma coincido con el discurso oficial, creo que existe alguna posibilidad de caos si el kirchnerismo pierde las elecciones, pero no provocado por el voto popular sino imaginando la profecía autocumplida. Es posible que después de un escenario de derrota, el gobierno intente profundizar el modelo al estilo Hugo Chavez, avasallando derechos y generando rencores o bien que abandonen el barco en una especie de despecho. Lo que me cuesta imaginar es que en un escenario de derrota el gobierno actúe con sensatez, corrigiendo el rumbo, moderando sus impulsos y escuchando el verdadero mensaje de las urnas

Quizás cada una de estas pequeñas cosas por separado sea justificable en algún punto, pero el cúmulo de las mismas, el constante ejercicio de dar a cada acto cuestionable una forzada explicación genera que a la larga todo pase a ser no creíble.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En verdad... son excelentes tus opiniones... tenés una calidad muy particular en tu expresión... tanto en este como en tus otros trabajos...en definitiva tenes una capacidad de influencia que bueno..mi pregunta es..¿En que lista vas a estar? xq en verdad descartando a la gente mediocre que se postula deberias vos estar en alguna de ellas...en verdad personas como vos deberían ocupar alguno de esos puestos..no cualquiera como se acostumbra..en verdad muy bueno tu Blog...
pam.-