En la espontaneidad de la red
social twitter, el economista Martin Tetaz (@martintetaz) publicó: “Que buen
momento para poner una convertibilidad a 7,50 ...frenaria la inflación de un
plumazo y haría morder el polvo a los blue traders”.
Al principio suena bastante
descabellado e imposible, pero quizás podamos hacer el ejercicio de imaginar
como sería esta situación.
Los esquemas de convertibilidad
tienen una característica básica, cada peso que circula en la economía tiene
que tener respaldo en dólares en la cuenta de reservas internacionales del Banco
Central. O sea, cada dólar de las reservas respaldaría $7,50. Las reservas en
este momento están alrededor de 43.000 millones de dólares y están respaldando
unos 308.000 millones de pesos, en una relación 7, 14 a 1. Por lo que es
perfectamente posible fijar la relación en 7,5 a 1.
En convertibilidad solamente se
pueden poner circulación pesos si se tienen los dólares para respaldarlos. Y
esos dólares se consiguen por las exportaciones, el turismo extranjero, el
endeudamiento, las inversiones extranjeras y cualquier otro ingreso monetario
al país.
Una vez establecida la
convertibilidad podría frenarse la inflación de un plumazo, sabido es que el
dólar es un “ancla” de precios y salarios. Genera tranquilidad a los
operadores, porque es capaz de mantener el poder de compra a lo largo del
tiempo, es decir que las expectativas estarían bien encasilladas y no serían
inflacionarias. Por otro lado, el Banco Central, solo podría emitir pesos si
tiene ingreso de dólares, por lo que se frenaría la emisión descontrolada, que
es hoy la principal causa de la inflación.
Sin embargo, hay muchos precios
domésticos que dependen de insumos, bienes de capital o bienes intermedios
importados. Obviamente el aumento del dólar generará automáticamente un aumento
de precios en este tipo de bienes. Se tratará más de un reacomodamiento que de
un fenómeno inflacionario, porque a partir del nuevo precio seguirán estables.
Este reacomodamiento puede atenuarse (y quizás eliminarse) si se reducen los
derechos de importación de estos bienes.
Dada la restricción existente a
las importaciones y agregándole una devaluación del peso de 32%, producto de la
nueva paridad cambiaria, las competitividad argentina aumentará. Se exportará
más y se importará menos. Y el banco central acumulará reservas vía balanza
comercial.
Los beneficios de la estabilidad.
La construcción es una actividad
actualmente en recesión, en parte por la parálisis casi total del mercado
inmobiliario. Volver a un único precio del dólar, que sea accesible libremente
para todos, generará que todas las operaciones postergadas por incertidumbre se
realicen del mismo modo que se realizaban hasta la aparición de las
restricciones.
Además, la importante disminución
de la incertidumbre cambiaria (e inflacionaria) generará un aumento en las
inversiones (domésticas y extranjeras). También los bancos estarán dispuestos a
prestar a plazos más largos y tasas mucho más bajas.
Las finanzas domésticas también
se facilitan si tenemos estabilidad en los ingresos y los gastos. Sin estar
dependiendo de los acuerdos salariales para después evaluar si el aumento le
ganó o no la inflación.
Ganadores y perdedores.
Los que están endeudados en pesos
normalmente pagan tasas superiores al 20%, estas tasas pasarán a ser en dólares
y si no logran renegociarlas pueden sufrir graves consecuencias.
Por otra parte, todo el sector
exportador se verá beneficiado con la suba del tipo de cambio. Pero el efecto
sobre los sectores más intensivos en mano de obra y de más valor agregado, que
manejan márgenes mucho más ajustados que la agricultura extensiva será mucho
más importante.
¿Más deuda externa?
Un esquema de convertibilidad en
una economía sana, con superávit comercial y déficit fiscal manejable no
necesita del endeudamiento (como sí ocurría en los 90) sino que eventualmente
podría recurrir al endeudamiento externo para hacer frente a necesidades muy
puntuales de financiamiento, por lo que sería conveniente tener una buena
relación con los mercados internacionales de crédito.
Publicado el 24-3-13 en La Mañana Neuquén