El gobierno ortodoxo

El gobierno aparentemente ha sincerado el índice de precios al consumidor con el nuevo IPC Nacional urbano. Ahora siguen los pasos quizás más difíciles para encarar el problema de la inflación: Resolver la distorsión de precios relativos y gestionar la puja redistributiva.

El ministro Kicillof ha planteado la posibilidad de revisar subsidios, y esto es necesario para comenzar con el control de la inflación. En primer lugar generaría una alivio en las cuentas cuentas públicas. Y en segundo, y quizás más importante, resolvería la distorsión de precios relativos. En estos siete años de inflación algunos precios subieron más que otros, por eso hoy se da situación absurda de que un mes de luz vale como dos kilos de yerba. O que un café vale lo mismo que ocho boletos de colectivo. Estas distorsiones de precios deben corregirse, y la manera de corregirlas es aumentando los precios rezagados, o sea, con más inflación. 

Gestionar la puja redistributiva tiene más puntos políticos que económicos. Como la inflación aumenta de manera continua (casi a diario) y los salarios de manera escalonada (generalmente dos veces al año) es muy difícil saber cuál es verdadero salario real de cada trabajador. El poder de compra es mayor apenas se produce el aumento de salario y va disminuyendo mientras los precios van subiendo hasta que llega el próximo aumento. Para controlar la inflación es necesario detener el avance de los precios y de los salarios. ¿Pero en qué punto? Los trabajadores querrán que su poder adquisitivo sea el mayor (o sea, el inmediato después del aumento) los empleadores querrán que el costo laboral sea el mínimo. En las paritarias se resolverá. También el gobierno ha dado señales de que negociará aumentos salariales por debajo del nivel esperado de inflación. 

Si se logra subir tarifas de servicios públicos (eliminando subsidios) para solucionar la distorsión de precios relativos y negociar salarios por debajo de la inflación, se estará intentando resolver el problema de la inflación de manera ortodoxa, que es quizás la única manera de resolverlo.

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