A veces realmente causan poco menos que indignación los análisis superficiales que se realizan acerca de los hechos políticos.
Tal es el caso del episodio Lavagna, al que hoy se lo acusa de haberse "vendido" al poder Kirchnerista, como si nunca hubiese estado en un gobierno K.
A diferencia del episodio Borocotó, el engaño Lavagnista no ocurrió a partir del reciente pacto con K sino varios meses atrás, en el momento de su decisión de presentarse como candidato a Presidente. Lavagna nunca fue una opción opositora, sino más bien un instrumento usado por el poder K para evitar la concentración del voto opositor en las últimas elecciones.
Más que al pacto de Olivos y a la compra de Borocotó, lo ocurrido con Lavagna se parece a lo ocurrido en las elecciones de 1995 con Bordón, quién junto a Chacho Alvarez se presentó como candidato a presidente, compitiendo con Menem que buscaba su reelección, y más tarde volvió del Frepaso al Menemismo.
No me requiere un gran esfuerzo imaginarme una reunión quizás también en Olivos en la cuál Roberto y Néstor diseñan un plan para crear una falsa fuerza opositora que competirá en las presidenciales del 2007. El objetivo es muy claro, impedir que todos los votos opositores se concentren en algún candidato. Gran razón tiene Lavagna cuando dice
"Lo que estoy haciendo es todo lo contrario al borocotismo" porque a pesar de que ambos defraudaron a sus votantes, Lavagna no cambió nunca de vereda, fue un soldado al cuál le asignaron una tarea especial, la cumplió a la perfección, usando la logística enemiga y ahora busca sus condecoraciones.
Tal es el caso del episodio Lavagna, al que hoy se lo acusa de haberse "vendido" al poder Kirchnerista, como si nunca hubiese estado en un gobierno K.
A diferencia del episodio Borocotó, el engaño Lavagnista no ocurrió a partir del reciente pacto con K sino varios meses atrás, en el momento de su decisión de presentarse como candidato a Presidente. Lavagna nunca fue una opción opositora, sino más bien un instrumento usado por el poder K para evitar la concentración del voto opositor en las últimas elecciones.
Más que al pacto de Olivos y a la compra de Borocotó, lo ocurrido con Lavagna se parece a lo ocurrido en las elecciones de 1995 con Bordón, quién junto a Chacho Alvarez se presentó como candidato a presidente, compitiendo con Menem que buscaba su reelección, y más tarde volvió del Frepaso al Menemismo.
No me requiere un gran esfuerzo imaginarme una reunión quizás también en Olivos en la cuál Roberto y Néstor diseñan un plan para crear una falsa fuerza opositora que competirá en las presidenciales del 2007. El objetivo es muy claro, impedir que todos los votos opositores se concentren en algún candidato. Gran razón tiene Lavagna cuando dice
"Lo que estoy haciendo es todo lo contrario al borocotismo" porque a pesar de que ambos defraudaron a sus votantes, Lavagna no cambió nunca de vereda, fue un soldado al cuál le asignaron una tarea especial, la cumplió a la perfección, usando la logística enemiga y ahora busca sus condecoraciones.
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