Así funciona un sistema

Alguna vez escuché que los accidentes automotores no son realmente accidentes sino consecuencias lógicas del funcionamiento del sistema de transporte vial.

Un sistema es un conjunto de elementos ordenados que están interrelacionados e interactúan entre sí.
La irracionalidad de muchos de mi congéneres considera que quien conducía el omnibus accidentado en Dolores debe ser colgado en la plaza pública o torturado o al menos encerrado de por vida. También muchos le desean a este pobre pibe (sentido literal) que le ocurra la muerte traumática de algún allegado. Muchos se preocupan por lo que pasó, y casi nadie por todos aquellos que sin saberlo, probablemente estemos en la lista de espera, dispuestos a ser llamados a la muerte cuando el sistema lo disponga.
Dentro nuestro sistema vial (que está enfermo de muerte y sangra por todos lados) el chofer del vehículo del Rápido Argentino, es solo uno de los tantos elementos que interactuaron para lograr este esperable resulado.
Tratemos de individualizar a cada uno de los actores y la responsabilidad que les cabe.

  • El estado, responsable del diseño y mantenimiento de las rutas, incluyendo la señalización y/o iluminación.
  • El estado, que a través de las diferentes autoridades de aplicación se encarga del control vehicular, incluyendo la verificación técnica (frenos, luces, etc.) la documentación de la unidad y documentación del chofer.
  • El estado, que otorga licencias de conducir (profesionales y particulares) a muchas personas que no tienen la pericia para conducir.
  • Las empresas, que no capacitan ni controlan debidamente a sus choferes para que tengan tantas vidas a su cargo.
  • Las empresas, que presionan implícitamente para que llegar a horario sea la prioridad número uno de los choferes.
  • Las cámaras de empresas de transporte, que no se preocupan por solucionar estos temas sin perder competitividad.
  • El sindicato de los choferes, que no pelea con la debida fuerza para lograr capacitación y mejores condiciones de trabajo.
  • Las compañías de seguros, que no se preocupan por disminuir las tasas de siniestralidad de sus asociados.
  • Los choferes que no asumen la responsabilidad de tener vidas a su cargo.
  • La política populista, que para no trasladar los costos a los pasajeros, subsidia a las empresas de transporte sin plantearle reales exigencias a cambio.
  • Las policías camineras, que no controlan la circulación de las "traffics" o "transportes truchos" que son competencia desleal de las empresas privadas.
No hay que hacer gran esfuerzo para imaginar el siguiente escenario futuro, el chofer preso, El Rápido Argentino quebrada (funcionando o no) y el resto del sistema funcionando igual, con una interminable lista de muertes por venir.

Publicada en el diario Río Negro el 25 de marzo de 2008.

1 comentario:

Sebastián Guerra dijo...

Sí queremos evitar tales tipos de accidentes y ver locomotoras y trenes, que de por sí solas generan una imagen de un estado precario y funcionan como un país subdesarrollado, sepamos necesario gradualmente construir parte de los 9.000 tuneles o puentes necesarios para cubrir todos los paso - niveles del país, y así no volver a que esto suceda.