Es necesario refundar el federalismo (o el unitarismo)

A partir del análisis político de la administración de Miguel Saiz me surgen algunas reflexiones acerca de lo que se valora de una gestión provincial.

El éxito del gobierno paralítico de Río Negro está demostrando que lo único que importa en el sistema "federal" (no puedo obviar las comillas) de nuestro país es la lealtad al gobierno nacional, recordando al gran (por su edad) Fidel Castro lo importante es que tan bueno se es lamiendo las botas de los K.

¿Es razonable hablar de éxito en la gestión rionegrina? En términos políticos sí, la única política de gobierno que parece haberse planteado es evitar conflictos, y lo ha ejecutado casi a la perfección. Casos de corrupción, manejos desprolijos, incapacidad de muchos funcionarios e internas dentro del partido y del gobierno no han tenido casi ningún tipo de efecto político.
El gobierno rionegrino navega sin sobresaltos, apagando focos de incendio mínimos, pero sin grandes problemas de caja, ni conflictos sociales o sindicales, pagando los sueldos generalemente en término y manejando de manera razonable todos los programas que vienen de nación con fines clientelistas o electorales.

¿Es casualidad que todos los gobernadores sean K? La provincia de Neuquén pareciera estar atravesando una situación de inconvenientes financieros en parte debido a un pase de facturas por la gestión opositora del ex gobernador Sobisch.
A la provincia de Córdoba también le pasaron factura por la clara posición a favor del campo en el conflicto del primer semestre.

Al parecer, el gobierno nacional no premia las buenas gestiones de los recursos públicos que cada provincia pueda realizar, sino que envía todos los fondos necesarios para el funcionamiento y exige a cambio otro tipo de favores del tipo político generalmente.

¿Argentina no es país federal? Cómo en muchas otras cosas la Argentina es sui generis, un modelo extraño que no es ni unitario ni federal.
Algunas de las más importantes funciones del estado como son salud pública, educación, seguridad y justicia están en manos de las administraciones provinciales, como corresponde a los sistemas federales, sin embargo los recursos para el financiamiento de las misma depende del humor del gobierno nacional.

Cuesta mucho creer que tenemos una ley de coparticipación federal de impuestos, que de manera muy clara la ditribución de que debe hacerse de los recursos a las provincias

Un enmarañado conjunto de leyes, decretos, resoluciones, impuestos específicos, impuestos no coparticipables, coparticipables, superpoderes y energencias económicas favorecen esta situación en la cuál la extrema confusión acerca de lo legal y de lo legítimo y favorecen el manejo discrecional de los fondos.

Hemos llegado a un punto en el que no tiene sentido hablar de ideología o de apoyar o rechazar medidas concretas del gobierno sino que debemos enfocarnos en reformas profundas, pero no revolucionarias, sino simplemente refundar los valores de la constitución, las instituciones y de la república, es decir de la democracia.

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