El día 10 de diciembre, cuándo asuman los representantes elegidos este domingo 28, asistiremos a una histórica abrumadora mayoría peronista en el congreso nacional.
Las dos listas que pelean por el triunfo en el distrito más importante son peronistas, tres de las cuatro que participan en Córdoba también y dos de las tres más importantes de Santa Fé también. O sea, en tres de los cuatro distritos importantes los votos peronistas serán amplia mayoría. El restante es la ciudad de Buenos Aires que siempre le fue muy esquiva al PJ.
En el corto plazo se puede hablar de kirchnerismo y antikirchnerismo, es cierto, en principio parece que habría bloques separados, algo así como leales y rebeldes, pero se trata de una cuestión coyuntural y no de fondo. Quizás por eso se encargan de despejar mediáticamente cualquier sospecha al respecto.
Conociendo la historia de algunos dirigentes como Pichetto, Scioli, Reutemann, Solá y hasta el mismo Kirchner, sabemos que siempre han estado del lado del peronista de turno en el poder, es decir, han sido sucesivamente menemistas, duhaldistas y kirchneristas, (obviamente no critico el comportamiento lógico de apoyar al partido al cuál se pertenece). No podemos dejar de sospechar que en el postkirchnerismo (o antes) los legisladores de raíces peronistas vuelvan a unirse en un mega-bloque. Se dice que para un peronista no hay nada mejor que otro peronista.
Quizás el planteado no sea el escenario más probable, y quizás gobierno y oposición estén claramente diferenciados en los dos bloques durante los próximos dos años; el pro-peronista y el oficialista. Sin embargo, no podemos asegurar que este escenario tenga el cien por ciento de las probabilidades de ocurrencia.
Existen otros escenarios. El más dramático e improbable es el de la renuncia (ante el fracaso electoral). Ante una eventual renuncia de la presidenta, o sea el fin de la era kirchnerista, ya no habrá motivo de división en el peronismo, y todos (o la gran mayoría) se encolumnarán detrás de un nuevo líder.
Algo más probable es que el gobierno reciba algo de aire en las urnas y que Kirchner triunfe en Buenos Aires. En cualquier caso, el oficialismo va a perder representantes en las cámaras, y no sería extraño que tenga que salir a comprarlos. A veces es más fácil comprar a un diputado o un senador que ganar una elección. No hay que ser muy ingenuo. Y carne de cañón serán los representantes de lo que podemos llamar el “peronismo expectante”.
Difícil es imaginar lo que pueda ocurrir de acá a diciembre, con el condimento de una crisis económica internacional, la economía argentina en recesión y los ingresos del estado cayendo en picada en relación a los gastos. Los K son casi imbatibles en el rubro sorpresas y ases en la manga. Hoy nadie duda de que si la fórmula no era Kirchner-Scioli el oficialismo estaría peleando el segundo puesto en Buenos Aires o que si no estatizaban las AFJP estaría el gobierno con serios problemas fiscales. Quizás en un tiempo descubramos que la medida de adelantar las elecciones también fue acertadísima en términos políticos.
Lo único que podemos tener en claro es que el futuro es de los peronistas.
Las dos listas que pelean por el triunfo en el distrito más importante son peronistas, tres de las cuatro que participan en Córdoba también y dos de las tres más importantes de Santa Fé también. O sea, en tres de los cuatro distritos importantes los votos peronistas serán amplia mayoría. El restante es la ciudad de Buenos Aires que siempre le fue muy esquiva al PJ.
En el corto plazo se puede hablar de kirchnerismo y antikirchnerismo, es cierto, en principio parece que habría bloques separados, algo así como leales y rebeldes, pero se trata de una cuestión coyuntural y no de fondo. Quizás por eso se encargan de despejar mediáticamente cualquier sospecha al respecto.
Conociendo la historia de algunos dirigentes como Pichetto, Scioli, Reutemann, Solá y hasta el mismo Kirchner, sabemos que siempre han estado del lado del peronista de turno en el poder, es decir, han sido sucesivamente menemistas, duhaldistas y kirchneristas, (obviamente no critico el comportamiento lógico de apoyar al partido al cuál se pertenece). No podemos dejar de sospechar que en el postkirchnerismo (o antes) los legisladores de raíces peronistas vuelvan a unirse en un mega-bloque. Se dice que para un peronista no hay nada mejor que otro peronista.
Quizás el planteado no sea el escenario más probable, y quizás gobierno y oposición estén claramente diferenciados en los dos bloques durante los próximos dos años; el pro-peronista y el oficialista. Sin embargo, no podemos asegurar que este escenario tenga el cien por ciento de las probabilidades de ocurrencia.
Existen otros escenarios. El más dramático e improbable es el de la renuncia (ante el fracaso electoral). Ante una eventual renuncia de la presidenta, o sea el fin de la era kirchnerista, ya no habrá motivo de división en el peronismo, y todos (o la gran mayoría) se encolumnarán detrás de un nuevo líder.
Algo más probable es que el gobierno reciba algo de aire en las urnas y que Kirchner triunfe en Buenos Aires. En cualquier caso, el oficialismo va a perder representantes en las cámaras, y no sería extraño que tenga que salir a comprarlos. A veces es más fácil comprar a un diputado o un senador que ganar una elección. No hay que ser muy ingenuo. Y carne de cañón serán los representantes de lo que podemos llamar el “peronismo expectante”.
Difícil es imaginar lo que pueda ocurrir de acá a diciembre, con el condimento de una crisis económica internacional, la economía argentina en recesión y los ingresos del estado cayendo en picada en relación a los gastos. Los K son casi imbatibles en el rubro sorpresas y ases en la manga. Hoy nadie duda de que si la fórmula no era Kirchner-Scioli el oficialismo estaría peleando el segundo puesto en Buenos Aires o que si no estatizaban las AFJP estaría el gobierno con serios problemas fiscales. Quizás en un tiempo descubramos que la medida de adelantar las elecciones también fue acertadísima en términos políticos.
Lo único que podemos tener en claro es que el futuro es de los peronistas.
1 comentario:
Te hago una pregunta vos que sos economista.... tan bueno es el negocio de la política que Albrieu deja de ser camarista con un sueldo aprox. de 20 lucas, medio dia de laburo y 45 dias de vacaciones anuales ???
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